Género, Sexualidad y El Evangelio - Dare 2 Share en Español
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Género, Sexualidad y El Evangelio

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Capacitar a los jóvenes para que entiendan y comuniquen claramente el mensaje central del Evangelio es una parte vital del papel de cualquier pastor de jóvenes, y los líderes de jóvenes más efectivos también les enseñan a sus estudiantes cómo aplicar esas verdades a lo que ven en la cultura que los rodea, incluidos los temas candentes de hoy sobre identidad de género y orientación sexual.

En Dare 2 Share, usamos un acróstico simple de seis oraciones para comunicar el Evangelio, y te invitamos a ayudar a tus estudiantes a comprender cómo cada oración del acróstico arroja luz sobre los temas de género y sexualidad, y los capacita para participar de manera efectiva con sus compañeros con respecto a estos temas con un equilibrio del amor de Dios y la verdad de Dios.

Con ese fin, vayamos al acróstico C.R.I.S.T.O.

FUIMOS CREADOS PARA TENER UNA RELACIÓN CON DIOS.

El plan original de Dios para la humanidad, el género y la sexualidad se presenta claramente en Génesis 1 y 2.

Entonces dijo Dios: y dijo: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza. Que tenga dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves del cielo; sobre los animales domésticos, sobre los animales salvajes, y sobre todos los reptiles que se arrastran por el suelo». Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó.

Genesis 1:26-27

Aquí vemos que Dios hizo tanto a Adán como a Eva para tener una relación con Él. Los distinguió de otras criaturas al moldearlos de manera única a Su imagen, para poder comunicarse con ellos y relacionarse con ellos. Dios también hizo a Adán y Eva como dos géneros distintos: masculino y femenino.

Entonces Dios el Señor hizo que el hombre cayera en un sueño profundo y, mientras este dormía, le sacó una costilla y le cerró la herida. De la costilla que le había quitado al hombre, Dios el Señor hizo una mujer y se la presentó al hombre, el cual exclamó: «Esta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Se llamará “mujer” porque del hombre fue sacada». Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser. En ese tiempo el hombre y la mujer estaban desnudos, pero ninguno de los dos sentía vergüenza.

Génesis 2:21-25

Este pasaje muestra que el diseño de Dios para el sexo era que fuera entre un hombre y una mujer dentro del contexto de un matrimonio, no con dos personas del mismo género, no con más de una persona, no con otro tipo de criatura.

ROMPIMOS ESA RELACIÓN AL PECAR.

Cuando Adán y Eva pecaron en Génesis 3, el pecado los corrompió espiritualmente y cortó su relación pura e íntima con Dios. Como resultado de su rebelión, el pecado entró en la humanidad en todos los niveles, incluido el pecado sexual. La gente torció el buen diseño de Dios para el sexo, normalizando e incluso celebrando todo tipo de inmoralidad sexual, incluyendo la lujuria, el adulterio y la homosexualidad (Romanos 1:21-32). La consecuencia de cada pecado es la muerte (Romanos 6:23), que es la separación: primero, la separación de nuestra alma de nuestro cuerpo en la muerte física y, finalmente, la separación de nuestra alma de Dios por la eternidad en el infierno.

ES IMPOSIBLE QUITAR NUESTROS PECADOS HACIENDO BUENAS OBRAS.

Las buenas obras y la devoción religiosa nunca podrían quitar la mancha del pecado. Son como poner la crema glaseada blanca en un pastel quemado. Efesios 2:8-9 deja esto claro:

Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte.

No importa cuán agradable o “buena” sea una persona, o cuál sea nuestra orientación sexual o género, los pecados que hayamos cometido nunca podrán borrarse con buenas obras o tratando de seguir las reglas de Dios, incluidas las relacionadas con la sexualidad. Cada uno de nosotros está condenado a sufrir una eternidad apartado de Dios a causa de nuestros propios pecados. Y no hay nada que ninguno de nosotros pueda hacer al respecto por su cuenta. Así que Dios hizo algo al respecto Él mismo.

SOLAMENTE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN DE JESÚS PUEDEN PAGAR EL PRECIO DEL PECADO.

Hace 2,000 años, Dios envió a su único Hijo al mundo para convertirse en Dios/hombre. Jesús vivió la vida perfecta que nosotros nunca podríamos vivir y luego murió en nuestro lugar, a causa de nuestro pecado. Tres días después resucitó de entre los muertos, demostrando que era quien decía ser: Dios en la carne. Todo nuestro pecado, incluido todo tipo de pecado sexual, fue clavado en la cruz de Jesús (Colosenses 2:13-14) y ha sido pagado con la misma sangre de Cristo.

TODO EL QUE PONE SU FE SOLO EN JESÚS TIENE VIDA ETERNA.

Jesús lo dijo de esta manera en Juan 6:47:

“Ciertamente les aseguro que el que cree tiene vida eterna”.

Cuando alguien reconoce que es un pecador que necesita un Salvador y confía solo en Jesús para salvarlo de sus pecados, recibe el perdón de todos sus pecados y recibe el regalo gratuito de la vida eterna. Esto se aplica a cualquier persona, sin importar su identidad de género u orientación sexual, sin importar los pecados que haya cometido o con los que luche, ¡todo es perdonado a través de Cristo!

EL OBSEQUIO DE DIOS ES VIDA ETERNA QUE COMIENZA HOY Y DURA PARA SIEMPRE.

La vida eterna tiene aspectos de «ahora» y «entonces». Cuando confiamos en Cristo, recibimos inmediatamente una nueva identidad (como hijo de Dios), pertenencia (con el pueblo de Dios) y propósito (para la misión de Dios). El Espíritu Santo viene a vivir dentro de nosotros (Efesios 1:13-14). A medida que lo escuchamos y nos rendimos a Él, Él nos ayuda a comenzar a experimentar la victoria sobre nuestros pecados, mientras vivimos nuestra nueva identidad como hijos adoptivos de Dios (Gálatas 3:26; 4:4-5). El aspecto “entonces” de la vida eterna es que dura para siempre. Una vez que lo recibimos, es nuestro para siempre (Juan 10:28-29). Esto no es una licencia para seguir pecando. Es una razón para servir a Dios con todo nuestro ser, incluso con nuestra sexualidad.

Este mensaje de C.R.I.S.T.O. es poderoso y transformador. Muestra la historia completa del plan de Dios y cómo cualquiera puede salvarse del castigo y el poder del pecado a través de la simple fe en Cristo.

Haz que tus jóvenes memoricen este acróstico y lo dominen. Practícalo con ellos hasta que puedan comunicarlo claramente. Recuérdales que su objetivo al hablar con sus amigos no debe ser cambiar la forma de pensar de las personas sobre temas sexuales o de género, sino guiarlos a Cristo, quién es más que capaz de transformarlos a su imagen.

Desafía a tus estudiantes a compartir esta Buena Noticia con sus amigos de todos los géneros y sexualidades, ¡y observa cómo se desarrolla el poder del Evangelio!


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Para prepararte personalmente para interactuar con tus estudiantes sobre temas LGBTQ, consulta este podcast (disponible solamente en Inglés): LGBTQ: Can we restart the conversation? (featuring Sean McDowell) y este artículo: Amor y Verdad: 4 principios clave para ayudar a tus jóvenes a responder de forma amorosa, bíblica y audaz en torno a situaciones LGBTQ.

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