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AYUDAR A LOS LÍDERES DE JÓVENES A EMPODERAR ESTUDIANTES A ALCANZAR SU MUNDO.
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Amor y Verdad

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En cualquier lista breve de temas culturales candentes de actualidad, la orientación sexual y la identidad de género están ciertamente en la parte superior. Incluso dentro de la Iglesia, estos temas a menudo generan preocupación, confusión y conflicto, especialmente cuando las generaciones más jóvenes son parte de la conversación.

Afortunadamente, la Palabra de Dios brinda claridad donde la cultura fomenta la confusión.

A medida que ayudamos a nuestros jóvenes a navegar preguntas sobre temas LGBTQ (siglas de: lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, queer), podemos consolarnos con el hecho de que la Biblia en realidad ofrece una gran cantidad de orientación clara. Brinda información que puede ayudar a los estudiantes a resolver sus propias preguntas sobre identidad y sexualidad, así como las de sus compañeros, de una manera que equilibre sabiamente la convicción y la compasión. Las Escrituras también pueden equipar a nuestros jóvenes para compartir las Buenas Nuevas de Jesús con otros, sin importar su identidad de género u orientación sexual, en una forma que suenen a buenas noticias.

Aquí hay cuatro principios poderosos basados en las Escrituras para ayudar a tus jóvenes a pensar en cuestiones de género y sexualidad:

1. Elige el amor, no el odio, como tu postura.

El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.
1 Juan 4:8

Estas son palabras fuertes de Dios. Si odiamos a alguien, hemos alienado a Aquel definido por el amor: Dios mismo. Cuando los cristianos se burlan, degradan, evitan o ignoran, no somos como Dios. Cuando Jesús dijo: “Porque de tal manera amó Dios al mundo” (Juan 3:16), no cuantificó ni calificó. Él ama al mundo y a todos los que están en él.

«Dios es amor». Así es Él. Es lo que describe y define a la persona de Dios. Sí, Él es santo, justo, recto y mucho más. Pero este pasaje destaca el atributo principal que abarca a todos los demás: el amor.

Por Su amor, Dios no espera hasta que arreglemos nuestra conducta para salvarnos. Él nos salva y luego comienza el proceso de limpieza de nuestros actos. Romanos 5:8 sorprendentemente afirma:

Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.

Esto es cierto para todos, sin importar nuestras atracciones sexuales o identificación de género.

Invita a tus jóvenes a amar a todos, pase lo que pase, todo el tiempo, porque Dios nos ha amado sin descanso. Enséñale a tus jóvenes a empapar continuamente sus convicciones teológicas con compasión bíblica y amor ágape, y que nosotros también hagamos lo mismo.

2. Elije la Biblia, no la cultura, como tu autoridad.

Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra. En presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de venir en su reino y que juzgará a los vivos y a los muertos, te doy este solemne encargo: Predica la Palabra; persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha paciencia, sin dejar de enseñar.
2 Timoteo 3:16 – 4:2

La Biblia se originó en la mente de Dios y aterrizó en papel (o papiro) a través de las plumas de los hombres que la escribieron. Debido a que es inspirada («exhalada») de Dios mismo, es tan perfecta como Dios mismo.

¿Por qué Dios nos dio la Biblia? En esencia, es una historia de amor. Es una crónica del amor de Dios por la humanidad y Su deseo de que todos nosotros seamos parte de Su familia. Y en cualquier familia amorosa, un aspecto de ese amor es tener reglas y límites. Esas reglas existen para proteger a los miembros de la familia y ayudarlos a prosperar.

La Biblia nos proporciona las “reglas de la casa” de Dios. A medida que mis propios hijos crecían, no siempre entendían o estaban de acuerdo con las reglas de nuestra casa, pero como solía recordarles: «Los dueños de la casa hacen las reglas».

Lo que es cierto en mi hogar es aún más cierto en el de Dios. Como cristianos, se nos ordena escuchar, respetar y obedecer la Palabra de Dios, ya sea que nos guste lo que dice o no, ya sea que la cultura no esté de acuerdo con ella o no, ya sea que la gente se burle de nosotros por eso o no. Incluso cuando no nos gustan las reglas, podemos consolarnos con el hecho de que no son arbitrarias: se basan en el carácter perfecto de Dios y se dan para nuestro bien (mira Deuteronomio 10:12-14).

A medida que enseñamos a los estudiantes a ver los problemas de género y sexualidad (o cualquier problema, en realidad) a través de un lente bíblico, es importante ayudarlos a comprender que las reglas de la casa de Dios no se aplican solo a los cristianos. Eso es porque Dios hizo el universo, así que todo lo que hay en él le pertenece a Él. Como lo explica el Salmo 24:1-2:

Del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella, el mundo y cuantos lo habitan; porque él la afirmó sobre los mares, la estableció sobre los ríos.

La Biblia es Su forma principal de explicar a Su creación, a toda la humanidad, quién es Él, quiénes somos nosotros y cómo funciona el mundo. Dado que todo el universo puede considerarse la “casa” de Dios, Sus reglas, tal como se describen en la Biblia, se aplican a todos.

En otras palabras, la Biblia es el manual de instrucciones de la humanidad. Y es clara en temas de identidad y sexualidad.

La Biblia y la identidad humana

Al interactuar con nuestros estudiantes sobre estos temas, es útil comenzar con el diseño de Dios para la humanidad en su conjunto.

Entonces dijo Dios: y dijo: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza. Que tenga dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves del cielo; sobre los animales domésticos, sobre los animales salvajes, y sobre todos los reptiles que se arrastran por el suelo». Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó,
Génesis 1:26-27

Dios colocó a los humanos por encima de todas las demás criaturas tanto en posición como en valor, haciéndonos “a la imagen de Dios”. Eso significa que estamos diseñados para funcionar mejor cuando imitamos Su carácter y seguimos Sus caminos.

Es importante que los estudiantes recuerden esto en una cultura que argumenta cada vez más que los humanos no valen más que los animales, o que obtenemos nuestro valor de lo que decimos o hacemos o de lo que otros dicen sobre nosotros. Estos versículos establecen que los humanos tienen un valor intrínseco porque están hechos de manera única y distintivamente a la imagen de Dios. Esto significa que cada ser humano es merecedor de dignidad y respeto.

La Biblia y la identidad de género

También vemos en estos versículos que Dios estableció dos sexos humanos desde el principio, cuando hizo a Adán y Eva:

…hombre y mujer los creó.
Génesis 1:27

La determinación de si cada uno de nosotros es hombre o mujer es un proceso artesanal milagroso, que Dios personalmente supervisa en el vientre de nuestra madre:

Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre. ¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien!
Salmo 139:13-14

Si somos hombre o mujer no es nuestra elección, sino la de Dios. Y esa elección tuvo lugar no solo en el vientre de nuestra madre sino antes de que comenzara el mundo. Como Dios le dijo al profeta Jeremías:

“Antes que te formase en el vientre te conocí…”
Jeremías 1:5

Podemos compartir esta verdad con los jóvenes: Dios nos diseñó a cada uno de nosotros, sexo y todo, en el vientre de nuestra madre, como lo muestra nuestro propio ADN. En cada célula de nuestro cuerpo, las mujeres tienen dos cromosomas X (XX) y los hombres tienen un X y un Y (XY).* No hay intervención, quirúrgica o química, que pueda cambiar esa realidad.

Tradicionalmente, nos hemos referido a esta realidad biológica usando los términos de sexo y género de manera intercambiable. Sin embargo, en la cultura actual, el sexo se usa a menudo para referirse a la realidad biológica, mientras que el género se refiere a los sentimientos o la experiencia cultural de ser hombre o mujer. Desde este punto de vista, la identidad de género es el sentido interno de ser hombre o mujer (o ambos o ninguno); está ligado al alma y es psicológico, mientras que el sexo está ligado al cuerpo y es físico.

Sin embargo, esta división del ser interno y externo no se encuentra en las Escrituras. A lo largo de las Escrituras, nuestros cuerpos se presentan como una parte fundamental de lo que somos (mira 1 Corintios 6:18-20, por ejemplo). Y debido a que Dios es perfecto en todo lo que hace (Deuteronomio 32:4), no puede cometer errores al poner a alguien en el cuerpo equivocado. Su elección de género para nosotros es buena, y podemos experimentar la vida más abundantemente cuando trabajamos para abrazarla.

Para evitar contribuir a las luchas de las personas con el género, debemos tener cuidado de interpretar fielmente y no ir más allá de lo que dice la Biblia con respecto a las diferencias entre hombres y mujeres y sus roles. La Biblia afirma el valor igual de ambos sexos y permite mucha más libertad en los roles y expectativas de género que la mayoría de las culturas a lo largo de la historia. Deberíamos hacer lo mismo, mientras celebramos las diferencias que las Escrituras describen.

Debido a que la creación de hombre y mujer es tan fundamental para el plan de Dios para la humanidad, no debería sorprender que Satanás trabaje para confundir a la gente en esta área. En consecuencia, la disforia de género y las luchas por discernir lo que significa ser hombre o mujer son muy reales y, a menudo, tienen sus raíces en sentimientos de rechazo. Estas luchas deben abordarse con gran compasión, pero también con el entendimiento de que luchar contra la forma en que Dios nos creó o distorsionarla nunca puede llevarnos a prosperar de la manera que Dios desea.

La Biblia y la orientación sexual

Cuando se trata de orientación y actividad sexual, mirar hacia atrás al Jardín del Edén una vez más puede ayudar a los jóvenes a encontrar el camino de Dios a través del desierto actual de confusión sexual. Génesis 2:18-25 pinta un cuadro claro del diseño original de Dios para el sexo:

Luego Dios el Señor dijo: «No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada». Entonces Dios el Señor formó de la tierra toda ave del cielo y todo animal del campo, y se los llevó al hombre para ver qué nombre les pondría. El hombre les puso nombre a todos los seres vivos, y con ese nombre se les conoce. Así el hombre fue poniéndoles nombre a todos los animales domésticos, a todas las aves del cielo y a todos los animales del campo.

Sin embargo, no se encontró entre ellos la ayuda adecuada para el hombre. Entonces Dios el Señor hizo que el hombre cayera en un sueño profundo y, mientras este dormía, le sacó una costilla y le cerró la herida. De la costilla que le había quitado al hombre, Dios el Señor hizo una mujer y se la presentó al hombre, el cual exclamó:

«Esta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Se llamará “mujer” porque del hombre fue sacada». Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser. En ese tiempo el hombre y la mujer estaban desnudos, pero ninguno de los dos sentía vergüenza.

El diseño de Dios para el sexo es que sea entre un hombre y una mujer “hasta que la muerte los separe”, dentro del contexto del matrimonio, no con dos personas del mismo género, no con más de una persona, no con otro tipo de criatura. Una vez más, estas son reglas de la casa que quizás no nos gusten o no entendamos, pero como se mencionó anteriormente, se basan en el carácter perfecto de Dios y se dan para nuestro bien.

Jesús reiteró estas reglas de la casa:

—¿No han leído —replicó Jesús— que en el principio el Creador “los hizo hombre y mujer”, y dijo: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos llegarán a ser un solo cuerpo”? Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.
Mateo 19:4-6

Jesús declaró claramente que el diseño de Dios para el sexo era que “los dos” (un esposo y una esposa dentro del contexto del matrimonio) “serán un solo cuerpo”, una unidad demostrada en el acto sexual (1 Corintios 6:15-16). El sexo entre dos personas del mismo género no entra dentro de ese diseño.

Hay varios pasajes en la Biblia que describen claramente la actividad sexual entre personas del mismo sexo como pecado. Aquí están tres de ellos:

No te acostarás con un hombre como quien se acuesta con una mujer. Eso es una abominación.
Levítico 18:22

Por tanto, Dios los entregó a pasiones vergonzosas. En efecto, las mujeres cambiaron las relaciones naturales por las que van contra la naturaleza. Así mismo los hombres dejaron las relaciones naturales con la mujer y se encendieron en pasiones lujuriosas los unos con los otros. Hombres con hombres cometieron actos indecentes, y en sí mismos recibieron el castigo que merecía su perversión.
Romanos 1:26-27

¿Acaso no saben que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se equivoquen: ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se acuestan con hombres, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los malhablados, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.
1 Corintios 6:9-10

Algunos pastores y maestros de hoy toman estos pasajes claros y aplican interpretaciones complicadas para argumentar que los autores condenaban la homosexualidad solo en ciertos contextos o en ciertos tipos de actos homosexuales, como el sexo fuera de una relación comprometida, la violación, la prostitución o la pedofilia. Estos argumentos, sin embargo, no encajan con la Biblia en su conjunto, ni con la forma en que ha sido interpretada a lo largo de la historia. (Para obtener información detallada en inglés sobre la interpretación de pasajes que abordan la homosexualidad, haz clic aquí).

En las Escrituras, el sexo entre dos personas del mismo género nunca se describe como algo positivo. Y desde Génesis hasta Apocalipsis, el matrimonio siempre se describe como siendo únicamente entre un hombre y una mujer.

En resumen, las Escrituras declaran muy directamente que el sexo homosexual y la lujuria son pecados. Y por difícil que sea, debemos ayudar a nuestros jóvenes a comprender que la Biblia es inequívoca sobre este tema.

Cómo manejar la verdad

Debido a la amplia aceptación de la cultura, e incluso la celebración, de la homosexualidad, la verdad de que es pecaminosa puede sorprender a muchos de tus jóvenes (y a algunos de sus padres). No reacciones de forma exagerada. Habla la verdad con amabilidad y confianza, dirigiéndolos de regreso a la Palabra de Dios.

Al hacerlo, es útil recordarles cuatro cosas:

      1. La tentación (de cualquier tipo) no es pecado. Jesús mismo experimentó una variedad de tentaciones y, sin embargo, no pecó (Hebreos 4:15). Ser tentado por la homosexualidad no es pecaminoso en sí mismo. Pero alimentar esa tentación morando en pensamientos lujuriosos es pecaminoso, como lo es ceder a la tentación.

      1. Toda inmoralidad sexual es pecado, como vimos en el pasaje de 1 Corintios. Esto incluye sexo heterosexual fuera del matrimonio y lujuria heterosexual (o lujuria de cualquier tipo). Todo pecado hace que no alcancemos la norma y el plan perfectos de Dios.

      1. Todo pecado, incluyendo todo tipo de pecado sexual, es perdonado cuando confiamos en Cristo y Su sacrificio como pago por nuestro pecado. “Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús” (Romanos 8:1). Ese perdón, sin embargo, no es una licencia para pecar sino una inspiración e invitación a vivir según los caminos de Dios.

      1. La verdad es amor. Como dije antes, el amor debe saturar todas nuestras interacciones en torno a temas LGBTQ. Pero es importante enseñar a los estudiantes a no adoptar la definición de amor de nuestra cultura, que dice: “Si no aplaudes lo que creo y hago, y mi percepción de mí mismo, no me amas”. La realidad para la mayoría de nuestros estudiantes es que cualquier cosa que no sea abrazar y celebrar por completo las identidades e ideologías LGBTQ se considera odioso y “fóbico”.

    Como líderes, tenemos la desafiante tarea de ayudar a los estudiantes a adoptar y mantenerse firmes en una definición diferente de amor, una basada en la realidad y en la verdad de la Palabra de Dios.

    El uso de analogías puede ayudar. Por ejemplo, la mayoría de los estudiantes estaría de acuerdo en que apoyar la creencia de una persona anoréxica de que tiene sobrepeso sería perjudicial, no útil. O que animar a un adicto a las drogas a abrazar su identidad como adicto y tomar más drogas no sería amoroso.

    Entonces, si realmente creemos que la homosexualidad y el rechazo del género de uno violan el buen diseño de Dios, no es amoroso afirmar estas creencias o comportamientos, o aceptar que son identidades inmutables que deben adoptarse. Como cristianos, estamos llamados a encontrar el equilibrio de mostrar amor y bondad incondicionales, sin condonar el pecado.

    Lo que nos lleva al siguiente principio…

    3. Elije el Evangelio, no el manejo del pecado, como solución.

    En otro tiempo ustedes estaban muertos en sus transgresiones y pecados, en los cuales andaban conforme a los poderes de este mundo. Se conducían según el que gobierna las tinieblas, según el espíritu que ahora ejerce su poder en los que viven en la desobediencia. En ese tiempo también todos nosotros vivíamos como ellos, impulsados por nuestros deseos pecaminosos, siguiendo nuestra propia voluntad y nuestros propósitos. Como los demás, éramos por naturaleza objeto de la ira de Dios. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados!
    Efesios 2:1-5

    Todos nosotros estábamos muertos en nuestros pecados. Todos nosotros seguimos el camino de este mundo. Todos nosotros teníamos lealtad a Satanás, ya sea a sabiendas o sin saberlo. Todos nosotros fuimos consumidos por nuestras pasiones, anhelos y lujurias. Todos nosotros necesitábamos un Salvador.

    Jesús es ese Salvador. Aquellos que confían en Él para que los salve, independientemente de cómo se identifiquen sexualmente o en términos de género, inmediatamente cobran vida y reciben una nueva identidad, ¡la de un hijo de Dios!

    Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!
    2 Corintios 5:17

    En el momento en que nos convertimos en una nueva creación, el Espíritu Santo de Dios viene a vivir dentro de nosotros (Efesios 1: 13-14) y nos da el poder para comenzar a vivir de acuerdo con los caminos de Dios, en lugar de los deseos carnales. Eso no significa que ya no luchemos con el pecado o la tentación, continuaremos haciéndolo de alguna manera durante toda nuestra vida, pero a medida que escuchamos y nos entregamos al Espíritu, Él tiene el poder de cambiarnos.

    Es vital creer y ayudar a nuestros jóvenes a creer en este poder transformador del Evangelio. Romanos 1:16 aclara que “pues es poder de Dios para la salvación de todos los que creen”. La palabra griega para “salvación” significa “liberación del daño o peligro”. Debemos creer que el Evangelio puede librar a cualquier joven de cualquier pecado, incluyendo cualquier tipo de infracción sexual.

    Todos nacemos como esclavos de nuestra carne, que abarca nuestra genética, hormonas, instintos naturales y deseos pecaminosos, y en un entorno pecaminoso y caído, que incluye abuso, ideologías no bíblicas y más. Pero la asombrosa noticia del Evangelio es que cuando confiamos en Cristo, Su Espíritu nos libera de esa esclavitud y nos permite vivir en los caminos de Dios, sin importar cuál fue la causa de nuestro pecado. Como explica Pablo:

    Sabemos que nuestra vieja naturaleza fue crucificada con él para que nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder, de modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado; porque el que muere queda liberado del pecado
    Romanos 6:6-7

    Como dijo una vez Henry David Thoreau: “Hay mil que cortan las hojas del mal pera uno que golpea la raíz”. No es la terapia reparadora, la educación moral o un cambio de ambiente lo que transforma, es el Evangelio.

    Nuestro trabajo es ayudar a nuestros jóvenes a estar bien instruidos en el mensaje central del Evangelio. En Dare 2 Share, usamos un acróstico simple de seis oraciones para comunicarlo, y cada punto del acróstico arroja luz sobre los temas de identidad y sexualidad (haga clic aquí [agregar enlace] para profundizar en esto).

    4. Elije interactuar, no la separación, como tu estrategia.

    Como líderes juveniles, es fácil desconectarse de la conversación. No queremos ser etiquetados como parte de un «grupo de odio». Y, aunque eso podría suceder, es menos probable que ocurra si abordamos estos temas con amabilidad y respeto.

    Es importante primero enseñar a nuestros jóvenes cristianos a pensar clara y bíblicamente sobre estos temas y luego equiparlos para involucrar a sus amigos de todas las orientaciones con el poder transformador del Evangelio de Jesús.

    El poder de la amistad

    Hace cuatro años, tuve el privilegio de hablar en la conferencia “Anchored”, cuyo objetivo era ayudar a los líderes juveniles y líderes de la iglesia a saber cómo llegar a los jóvenes que se identifican como LGBTQ, y mi charla fue sobre formas prácticas de compartir el Evangelio con ellos.

    Para prepararme para la conferencia, fui a Starbucks con Jeremy, mi hijo de entonces 17 años, y una amiga suya, a quien llamaré Anna. Jeremy y Anna habían sido compañeros de clase en su escuela secundaria y preparatoria cristiana. Anna se identificó como lesbiana, pero ella y Jeremy siguieron siendo buenos amigos, incluso después de que ella se transfirió a una escuela diferente.

    Pensé que sería bueno para mí escuchar su historia y presentarle algunas de las cosas que iba a decir para obtener su perspectiva. Anna me dijo que había puesto su fe en Jesús durante sus años de escuela secundaria, pero que desde entonces se había vuelto agnóstica, después de luchar con algunos de sus desafíos.

    De buena gana ella compartió muchos de esos desafíos, muchos de los cuales tenían que ver con la forma en que varias personas respondieron al enterarse de que se identificaba como lesbiana, y al final de nuestra reunión, tuve la oportunidad de preguntarle: «¿Hay algo que te atraiga de regreso a Cristo y a la Iglesia?”

    Su respuesta fue una agradable sorpresa. Ella dijo: “No lo sé, pero su hijo está haciendo un buen trabajo. Me escucha y me habla. Definitivamente diferimos en muchos temas, pero él me está haciendo repensar algunas cosas, especialmente sobre Dios”.

    El camino adelante

    Vamos a seguir — y enseñemos a nuestros jóvenes a seguir el ejemplo de Jeremy.

    Imagínate si la Iglesia comenzara a llegar intencionalmente, con una mezcla de amor y convicción al estilo de Jesús, a las personas que se identifican como LGBTQ y comenzara a ver más y más vidas transformadas por el poder del Evangelio. ¿Cuán diferente sería el futuro, tanto para la Iglesia como para las vidas que cambiaron?

    Averigüémoslo enseñando a nuestros jóvenes a amar como Jesús y a seguir Su Palabra. Va a ser confuso. Podría ser doloroso. ¡Pero vale la pena!


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    Currículos

    Preguntas Difíciles: Examinando el Género, La Sexualidad y La Identidad a través del lente del Evangelio. Este currículo gratuito de cuatro lecciones les enseña a tus estudiantes a responder preguntas sobre temas LGBTQ utilizando un marco bíblico y los equipa para entablar conversaciones con sus compañeros, mientras equilibra la convicción y la compasión y comparte las Buenas Nuevas de Jesús.

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    Artículos

    Género, Sexualidad y el Evangelio por Greg Stier.

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    Libros

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    Ministerios, Oradores y Recursos para Padres

    Comprendiendo los Mitos de la Identidad de Género y el Transexualismo por Enfoque a la Familia 

    Una Perspectiva Bíblica Sobre la Identidad Transgénero: Un Manual para Padres, por Enfoque a la Familia 

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    * Alrededor del 0.018% de la población tiene una condición intersexual genética, en la que su fenotipo genético no es claramente masculino o femenino. La intersexualidad es una condición biológica, mientras que la disforia de género es un problema psicológico, basado en sentimientos o percepciones. Se estima que solo entre el 8.5% y el 20% de las personas intersexuales también experimentan disforia de género.

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